Kathleen Fournier es una adolescente de 16 años que lleva una vida normal, con lo que estaba más que conforme.
Sin embargo, un día comienza a ver a un extraño chico de ojos ambarinos, a quien nadie más podía ver aparte de ella. Su peor error fue seguirlo; terminando en las profundidades del bosque.
Cuando por fin lo encuentra, se ve arrastrada a un mundo en donde la esperan dos cosas: ganar, o morir.

lunes, 9 de febrero de 2015

EDE: Capítulo 9 (Parte 1): Nos marchamos.

El frío colmaba la sala. Se podían escuchar escalofriantes susurros en la oscuridad, de las almas en pena que merodeaban por el lugar, pidiendo justicia, más no la conseguirían con un par de palabras, las cuales casi nadie lograba escuchar. Aquellas voces eran como una melodía molesta para ella.

—No puedo creer que me hable de esa vulgar manera. Si se atreve a…
—Ya basta.—resonó una voz impertinente, creando un eco por toda la sala.

La mujer se hizo dos pasos hacia atrás y se dio la vuelta, quedando inmóvil. Levantó una ceja, y abrió sus ojos, siempre llenos de oscuridad y amargura.

—¿Osas decirle eso a la reina de las tinieblas de Amestris?—dijo con una voz que parecía provenir del más allá.
—Todas las veces necesarias, madame.—sonrió pícaramente, dejando ver su afilado colmillo.

Ella se sacó la capa, dejando ver un rostro blanco de facciones casi perfectas y una cabellera rojiza que caía delicadamente por su espalda. Se creó un frío silencio en el salón, mirándose a los ojos el uno al otro. El hombre fue quien rompió el silencio finalmente.

—A veces no entiendo por qué haces esto—se atrevió a decir. Estaba claro que buscaba enojarla.

La mujer resopló.

—Lo digo en serio, ¿qué ganas con eso?
—No te interesa.—le bufó aquella aterradora mujer.— . Y para que sepas, ya tengo un nuevo plan.
—¿Ah, sí, “reina de las tinieblas”?—rió burlonamente—¿No me lo dirás, supongo?

La mujer lo miró de reojo, y soltó un resoplido.

—La última vez que quise hacer un plan lo estropeaste.—escupió aquellas palabras con desprecio.
—Qué fácil es tirarle de la lengua, madame.—los ojos de la mujer estaban a punto de explotar.— Escúchame, si de verdad planeas tener éxito, cierra esa boquita tan hermosa que tienes.—dijo desafiante, acercando su rostro bronceado al de ella, blanco como la nieve recién caída del cielo, quedando el uno cerca del otro.

La tenebrosa mujer frunció el ceño. Eso ya definitivamente la sacaba de sus casillas. El hombre se dio la vuelta, dirigiéndose para las escaleras, dispuesto a regresar a su habitación.

¡Atenis glacyal!—gritó, lanzando una fuerte ráfaga de magia negra desde sus manos, la cual se dirigía hacia el hombre.
Reverseint.—dijo tranquilamente, sin darse la vuelta si quiera.

La mujer de los cabellos rojizos se vio arrastrada por un viento, quedando pegada contra el muro, con unos hielos grises amarrándole las muñecas en el propio muro de piedra. Aquel imbécil de los colmillos había dado vuelta el hechizo a su favor. Éste último tampoco se dio la vuelta, solo dijo unas palabras tranquilas antes de subir por las interminables escaleras.

—Conmigo no tienes competencia, Dinorah.



Un nuevo sol se alzaba en la mañana, tan resplandeciente como un ópalo en bruto. Los rayos de aquella majestuosa estrella iluminaban la habitación, anunciando un nuevo día.

—¡LEVÁNTATE, HOLGAZANA!—gritaba una energética voz chillona, la cual casi parecía de una niña.
—Ya… voy…—dije tapándome con la fina frazada que tenía, rellena de algunas plumas de dodos, flamencos, y quién sabe qué otra alimaña.
—¡Le-van-ta-te!—seguía insistiendo Lilly, dándome un almohadazo por cada sílaba.
—¡Ya vale, Lilly!—dije mientras espabilaba, en un tono notablemente cansado.—¿Cómo puedes estar tan energética?—pregunté— Anoche nos dormimos demasiado tarde.

Lilly me miró unos segundos, con un brillo de emoción en los ojos.

—¿Sabes? Ayer hice una escapada.—dijo sin contestar a mi pregunta, con una sonrisa un tanto malvada.
—¿Te has salido al bosque?
—¡No! —dijo sacudiendo la cabeza— Digamos que bajé y exploré un poco esta… ¿casa? Bueno, no sé qué es exactamente.
—Yo tampoco puedo decir qué es esto—reí— Entonces… ¿Encontraste… algo “interesante”?—pregunté en voz baja.

Lilly abrió la boca para decir algo, pero no salieron palabras de sus labios, ya que de repente se escuchó un agudo chirrido. La puerta se abrió, dejando mostrar a una chica de cabellos ondeados y rubios, y unos preocupados ojos marrones. Sin embargo, nos habló en un tono muy animado.

—¡Escuchen! Empaquen lo que necesiten; ¡nos iremos en unas horas!—dijo señalándonos con el dedo índice.— Y en lo posible que no sean muchas cosas. ¡Avísenle al pequeño Denys también!
—… ¿A quién le dices pequeño…?—dijo Daniel, apareciendo detrás de ella, ésta última le pasaba unos cuantos centímetros más arriba. Se veía un poco molesto.

Elisea se giró,  tomada por sorpresa, con una sonrisa en los labios.

—¡A ti!—dijo riendo alegremente, poniendo su mano en el hombro de Daniel.
—¡¡¡Y que me llamo Daniel, no Denys!!!—chilló enfadado, sacando la mano de la rubia de su hombro.
—Denys te queda mejor.—comentó  sonriendo, lo cual provocó que mi amigo se cabreara aún más.— Vale, vale, ya paro. Lo siento.—dijo aún sonriente, y sin más, le revolvió el cabello y se fue.—¡Por cierto, dense prisa si no quieren que Jacob se enfade!
—Tú eres el edificio aquí.—masculló Daniel por lo bajo, sin que la rubia lo escuche.— Entonces… —dijo dirigiéndose a nosotras— ¿haremos un viaje o algo así? Es lo único que logré escuchar.
—Eso parece—asentí—, pero no tenemos ni la más mínima idea de a dónde iremos.

Daniel volvió a adoptar ese malhumor de hace unos segundos.

—¿Qué? ¿En serio?—gritó— Les dicen que nos iremos, ¿¡y no preguntan a dónde? ¡Tienen que ser…!
—¡Ya cálmate!—le dijo Lilly— No sé por qué estás de tan mal humor, pero ya vale.

Los dejé discutiendo y me centré en guardar varias cosas en mi mochila. Como Elisea nos dijo que no llevemos demasiadas cosas, elegí lo básico. Algo de ropa, vendas y medicamentos que traje, y…
Metí mi mano en la maleta que traje al traer todo antes de partir a Desideria. Mis dedos rozaron ligeramente algo, pero no supe que era. Cuando me vi la mano, tenía polvo. Tomé el objeto, y lo saqué rápidamente. ¡Era el libro que saqué de mi casa! “Antharas Lithuaras” se leía con un texto que parecía ser de oro, opaco por la suciedad. Un libro extraño, viejo y pesado lleno de polvo y telarañas, el cual no podía abrir desde que lo tomé.
La pregunta es si debería llevarlo. No sabía cuánto tiempo nos íbamos ni qué tan lejos. Me quedé unos minutos pensándolo, y al final me decidí por llevarlo, ya que me puede ser útil en algún momento, pero, cuando estaba por guardarlo en mi mochila, Daniel me preguntó:

—Eh, Kath, ¿qué es eso?

Abrí los ojos de par en par, pensando en una excusa. Demonios, me olvidé de que estaban ellos dos en la habitación. Tuve el libro demasiado tiempo en mis manos.

—¡Na-nada!—dije, guardando el libro rápidamente en mi mochila— ¡Solo es un libro! ¿Podéis creer que lo encontré en el… el… el sótano? Le quise jugar con Mike una broma a Melanie, así que se lo quitamos y lo escondí en mi armario. Seguramente se cayó en mi maleta, ya que la escondía… allí…

Me quedé mirándolos unos segundos fijamente. Espero que haya sido creíble. No me gustaba tener que mentir, y no era buena en ello, pero algo me decía que no debería saberlo nadie aún.

—…¿Por qué titubeas tanto?—preguntó desconfiada Lilly, alzando una ceja— ¿Te sientes bien?
—¿C-Cómo? ¡…Sí, claro, estoy perfecta…mente! —dije algo nerviosa. Carraspeé— Vamos, vamos, empaquen lo que necesiten, que si tardamos Jacob se enfadará.—reí nerviosamente. Lilly y Daniel se miraron de una extraña manera.



—Bueno, ya que están todos aquí—dijo parándose del pequeño sillón en el que se sentaba, el cual estaba al lado de una mesa con varias piedras preciosas.— seguramente se preguntan por qué nos vamos de esta… de esta área. Nos dirigimos a otro lugar, ya que en realidad, este no es nuestro hogar.
—Tampoco tenemos uno.—apuntó Elisea.

«Espera, ¿qué?»

—En cuanto a ti, Kathleen—Jacob se paró y me miró con el ceño fruncido—, tendrás un entrenamiento intensivo con Elisea durante el viaje, y si tenemos suerte, habrá otras personas de mayor poder que te enseñarán nuevas habilidades. Intentaremos descubrir tus poderes y los secretos que éste alberga, y ten por seguro que no será una tarea fácil, especialmente para ti.—carraspeó— Esto que diré ahora va para todos. A partir de hoy nos esperan incontables peleas, enemigos, heridas y ojalá Dios quiera que no, muertes—Daniel y Lilly se sobresaltaron al oír esto último—, esto no es como en el mundo de los humanos, no hay tanta paz como en la vida cotidiana, estamos en guerra, se derrama sangre, aunque no se quiera. Deben estar preparados.

Tragué saliva. De repente alguien se puso detrás de mí y me habló al oído.

—¿Tienes miedo?—preguntó sonriendo Demian.
—N-No.—me alejé dos pequeños pasos de él, sintiendo cómo la sangre se me subía por las mejillas.

Jacob hizo ademán de continuar, pero Elisea le interrumpió, haciendo que él la mirara de mala manera.

—Una de las claves más importantes para tener éxito—dijo— es pasar por arriba del miedo. Recuerden que ser valiente es afrontar sus peores pesadillas, o incluso los terrores más pequeños, aunque sientan miedo. Ese es el único momento en el que se puede ser valiente.
—Habíamos quedado en que…—comenzó a replicar Jacob, pero Allison le interrumpió.
—No hay tiempo para sus peleas, será mejor que vayamos saliendo, o los guardias nos echarán de una patada.—dijo frunciendo el ceño.

Todos seguimos. Fuimos afuera, donde los gemelos nos esperaban con ojos curiosos, y Neska jugueteaba ansiosa con unos insectos que volaban. Kero y Aidan insistían en querer ir, pero Allison, Jacob, Demian y Elisea decían que ellos se debían quedar. Neska se iría con nosotros. Antes de irnos, la tigresa les dio un chupetón en la cara a Aidan y a Kero. Luego siguió a mi lado todo el tiempo, mientras dejábamos atrás a los elfos.

—¿Por qué no vas arriba de Neska?—me preguntó Allison
—No quiero que se canse. Cuando necesitemos correr, ahí si.—respondí con una suave sonrisa, mirando a Neska.

A decir verdad, me dolía un poco el hecho de tener que dejar a Kero y Aidan allí, pero estaba completamente segura de que los volveremos a ver algún día.

—¿Cuánto tiempo nos vamos?—preguntó de repente Lilly a Demian.
—El suficiente.—respondió Demian con una encantadora sonrisa, haciendo que Lilly casi se quede con la boca abierta. Se rehízo inmediatamente.
—No es muy precisa tu información.—replicó, mirándolo de reojo.
—Bueno, señorita Lilly, si le soy más preciso; no lo sé.—dijo aún con su sonrisa. Lilly bufó, pero luego comenzó a reírse con una voz un tanto fina, mirándolo por el rabillo del ojo.

Me preguntaba si durante este viaje encontraré la llave… o lo que sea que abra el libro que encontré en esa extraña habitación, oculta en mi casa. Tenía demasiadas preguntas, de hecho, todo lo que estaba pasando me mareaba tanto que incluso me costaba entenderlo. Hubo muchos sucesos, y ya casi me parece un recuerdo lejano mi anterior vida, en el mundo de los humanos. Incluso llegué a pensar que era un sueño, pero no era así. Mi vida en realidad pertenece aquí, como dijo Fredrik, y realmente aún no sabía mi verdadero objetivo en este lugar… Siento que hay algo que tengo que encontrar… Pero no sé qué o quién es.
El trayecto durante el viaje era demasiado agotador. Caminamos durante horas, y yo, Daniel, Lilly y Allison éramos los únicos que se veían cansados, en cambio, Elisea, Demian, Jacob y Neska estaban de lo más bien. Neska me miró, y en sus ojos se veía un poco de preocupación. Me levantó el brazo con su enorme cabeza.

—Quiere que te subas en su lomo. —me dijo Allison, sonriéndome.

Reí. Neska seguía insistiendo.

—¡Ya, Neska, me haces cosquillas!—dije mientras reía. Lilly y Allison me ayudaron a subir al lomo de Neska, ya que al primer intento me caí. La tigresa era ya demasiado grande.—¿Crecerá aún más? Porque si es así, estaré en problemas. —dije riendo, ya arriba de su lomo.
—¡Para tu mala suerte, sí! Ahora es solo un cachorro todavía. —dijo Demian.
—Pero el lado bueno es que cuanto más grande sea, se convertiría más fuerte aún, y eso da ventajas —intervino Elisea en la conversación— ¿No es cierto, Neska? —dijo acariciando la cabeza de la tigresa, y esta última respondió dándole un cabezazo amistoso. Elisea se llevaba muy bien con todos los animales. Sonreí ante eso.

Me di cuenta de que Jacob no prestaba atención absoluta, y no habló en todo el camino. Allison también lo advirtió, por lo que fue al lado de él y le habló.

—Jacob, ¿te sientes bien? No has hablado desde entonces.
—No molestéis, debo estar concentrado en el camino, no falta mucho para llegar.
—¿A dónde iremos?—le pregunté, a lo que él me respondió con un bufido. Ya me lo esperaba. Aparté la mirada.
Finalmente se resignó a responderme.

—A un campamento. Allí nos acogerán por unos días. O uno solo.—respondió de mala gana.
—Me siento como un mendigo—replicó Daniel, a lo que Lilly, Allison y Demian rieron.

Luego de un rato de risas, de repente un rugido resonó por todo el bosque, callando todo ruido que pudiese haber en ese lugar. Todos se quedaron mudos. El rugido era tan intenso que todos nos tuvimos que tapar los oídos, y, en cuanto se calló, Jacob se puso a mirar por todas partes.

—No se muevan.—dijo en apenas un susurro, casi ininteligible.—  Y por lo que más quieran, no hagan ruido.—frunció el ceño.

Sin embargo alguien no hizo caso a sus palabras. Un sonoro grito de ayuda se escuchó detrás de mí, pero no fue de nadie de nuestro grupo en particular. No era de una mujer, el grito era más grave, sin duda era un hombre. Nadie se dio la vuelta, estábamos todos quietos y callados, como nos indicó nuestro “comandante”.
Nadie se inmutó, aunque Elisea hizo ademán de voltearse a ver qué pasaba, pero Jacob la miró de tal manera que inspiraba miedo. De repente sentí un olor asqueroso detrás de mí. Hice todo lo que pude, pero no lo soporté más, así que me di la vuelta, y me encontré cara a cara con la bestia.

Lobo bestia de dos cabezas.


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¡Hola! Sorpresa ^^ Este capítulo lo tenía planeado subir el 14 de febrero San Valentín, pero como lo terminé antes, decidí subirlo. Regalo adelantado (: ¡Espero que les haya gustado! Voy a empezar con la parte 2 cuanto antes.
Un beso.